domingo, 20 de junio de 2010

"A luta continua"...

Empiezo a escribir (quizá vomitar) mientras un periodista en televisión dice textualmente que 'nadie ha de estar obligado a acudir a un funeral'. Se refiere a Cavaco Silva, que ha decidido no interrumpir sus vacaciones en Açores y no acudir así a dar un 'último adiós' a Saramago, que 'descansa' (o al menos eso quiero pensar) en la capilla ardiente que se ha instalado en el ayuntamiento de Lisboa. En el fondo, Cavaco decidió no ser hipócrita, como la mayoría de portugueses a quien la muerte del escritor no les ha afectado un ápice.  Jaime Gama, el presidente de la Asamblea de la República, a pesar de estar más cercano políticamente a Saramago, también ha decidido quedarse en casa. Ayer, en la cola de personas que esperaban entrar al Salón Noble donde 'reposa' Saramago, muchos eran españoles, venidos expresamente para darle un anónimo y último homenaje. Dos periodistas de Canal Sur preguntaban, sorprendidos, por qué había acudido tan poca gente a despedir al escritor, y por qué la mayoría eran extranjeros. Hoy, las notícias dicen que pasaron 20.000 'portugueses' por el ayuntamiento... ¿Y qué son 20.000 para una Lisboa de 600.000 habitantes o un país de más de 10 millones de personas? Una vez más, y ya son tantas, me viene a la mente aquella frase de 'nadie es profeta en su tierra'. Aunque aquí en Portugal, esa frase adquiere un sentido todavía más triste si cabe del que ya tiene, porque profetas en Portugal han habido y hay muy pocos. En el pueblo, en la gente de a pie, también han prevalecido religión y política ante el lado humano, y ésto es lo más triste de todo. Hoy, una anciana de Azinhaga, pueblecito del Ribatejo donde hace 87 años nacía Saramago, vecina y amiga del Hombre que fue, decía con lágrimas en los ojos, preguntada sobre la polémica de dónde reposarán sus cenizas, que 'ojalá no se queden en Portugal, cuánto mucho, que las lanzen en el río Almonda (río de Azinhaga) porque Zé adoraba este río; luego las aguas sabrán dónde llevarlo'.
Hago una pausa para escuchar una periodista que afirma que 'la muerte del escritor ha desbancado el futbol de las portadas de los periódicos del país'. Es cierto, aunque es necesario hacer la siguiente apreciación: no es la muerte la que desbanca el futbol, es la polémica entorno a un Hombre, con mayúsculas, porque ante todo, eso es lo que era Saramago, un Hombre, que luchó por la Libertad, por la Verdad. Ignorantes y ciegos, aquellos que no se dan cuenta que en este planeta quedan pocos Hombres, y ayer perdimos a uno más. Sin duda alguna, si ayer la selección portuguesa hubiese ganado el Mundial, el país se hubiese hechado a la calle, nada ni nadie hubiesen evitado que mareas humanas se juntaran para tal celebración, e incluso para Cavaco, sí hubiese sido una razón de peso para interrumpir sus plácidas vacaciones en las Açores. En el fondo para muchos, Saramago sólo fue un destorbo, una 'mosca cojonera' como él mismo se definió.
A veces Portugal es tan, tan diferente, que ni en él me reconozco.
Descansa em paz, José. Aquí, a luta continua...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hay que tener la mente lúcida para observar lo que has observado, y a la vista de un comentario soez escrito por alguien que te insultaba, es evidente que tu apreciación no ha sido errónea. El ser humano no se merece la vida decía Saramago con ese acierto que le caracterizaba, y a las pruebas me remito. Que los mediocres no soporten la lucidez me recuerda aquel cuento entre la serpiente y la luciérnaga. Cuando ésta le pregunta a la serpiente ¿por qué quieres comerme si no te he hecho nada?, la serpiente responde: Porque brillas mucho.Saramago brillaba mucho y eso algunos portugueses y no portugueses, la mayoría, no se lo perdonarán nunca. Una lástima que se sientan atemorizados por aquel que quiso salvarles de la ceguera y no sientan terror por quienes les han dejado ciegos. Pero quedan portugueses que si rechazaron la oscuridad y apuestan por la dignidad. Esos son los imprescindibles. La lucha continúa Saramago, aunque me temo que sin ti, hoy estamos más solos que nunca. Descansa en paz.Até sempre.