lunes, 7 de diciembre de 2009



Lisboa es el fantasma
donde juegan Pessoa y Camões
donde Dulce Pontes y Rodrigo Leão
inventan la tristeza.
La plaza do Rossío y un limpiabotas
acordeones mojados de café amargo,
y subimos a tu cielo metálico
en Santa Bárbara
esperando la catarsis de la muerte.
Lisboa es el fantasma
donde las casas son de pastel
los tranvías orugas inciertas
y los atardeceres espejos de corazones vencidos.
Lisboa es el fantasma
de abriles y claveles,
de heterónimos y ensayos sobre cegueras,
a lo lejos Belém
y en tus labios un fado.
En los arcos de la Plaza do Comércio
se ha perdido un viento de sardinas y Oporto
la sonrisa de un tullido
y el paso desahuciado de un poeta,
ahora Lisboa es el fantasma
donde el mar cena a lo lejos
donde la hermosura lleva marcha de cangrejo,
donde el paraíso está más cerca.
Miro en derredor
y siento la baba de un sapo,
es 25 de abril
y el desasosiego me lleva À Brasileira
y converso con una estatua.

À Brasileira. Mario Hinojosa

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